El viaje del Alma |
Cuando el alma atómica, que se encuentra situada en el corazón de cada entidad viviente, abandona el cuerpo transmigra a otro, tal como cuando una persona pasa de la infancia a la niñez, de la niñez a la juventud y de esta a la vejez. Luego, cuando ocurre el cambio llamado muerte, el alma se muda a otro cuerpo renovando con ello su energía, tal como cuando uno se cambia la ropa vieja por otra nueva. Esto es la ley de la trasmigración del alma o samsara. La jiva o entidad viviente ha estado actuando en el mundo material desde tiempo inmemorial, disfrutando o sufriendo las reacciones de sus propias acciones que la obligan a trasmigrar de un cuerpo material a otro. Mientras ella trasmigra, padece o disfruta los resultados de su karma o actividades pasadas. Karma es cautiverio. Aun “el buen karma” o actividades piadosas, atan a una persona a la rueda de la trasmigración. La jiva crea su propio karma con sus deseos particulares de disfrutar este mundo de diferentes maneras. De modo que, ni Krishna, ni la naturaleza material son responsables por el karma de la jiva; ésta es la que hace su propio destino. Y según sus actividades (bajo la supervisión del Supremo), la naturaleza material sencillamente le concede otro cuerpo para que lleve a cabo sus deseos. El tipo de cuerpo que uno recibe en su próxima vida está determinado por el tipo de conciencia que desarrolle en esta vida y por la inmutable ley del karma. El desarrollo de la conciencia depende de nuestros deseos, pensamientos y acciones. Todo lo que hemos deseado, pensado y hecho durante esta vida quedan como impresiones en nuestra mente, y determinan nuestros pensamientos o estado de conciencia en el momento de morir. La naturaleza material nos proporciona un nuevo cuerpo conforme a esos pensamientos. Así, la clase de cuerpo que tenemos ahora, es la expresión exacta del estado de conciencia que tuvimos al morir la última vez, y de nuestro karma o actividades que han provocado las consiguientes reacciones, tal como las semillas que cuando las plantamos van fructificando con el transcurrir del tiempo. En el momento de la muerte, el cuerpo sutil (mente, inteligencia y ego falso) crean el cuerpo sutil del siguiente cuerpo burdo que ocupará el ser viviente. Tal como la oruga que se transporta de hoja en hoja, cogiéndose de la siguiente antes de abandonar la anterior; así también la entidad viviente, mediante la mente que es el depósito de los deseos y pensamientos inicia la preparación de su nuevo cuerpo antes de abandonar el actual. La mente es quien dirige estas trasmigraciones, impulsando al alma hacia nuevos y nuevos cuerpos. Por ello es preciso controlarla a través de las distintas prácticas del Yoga Inbound. Mediante el cuerpo sutil la entidad viviente sucesivamente se desarrolla, abandona y ocupa uno tras otro los cuerpos burdos. Finalmente, este cuerpo sutil es el que hará de vehículo para transportar la pequeña partícula que es el alma individual a otro cuerpo para que goce o sufra según sus acciones. |
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